Los mercados me recuerdan a un drogadicto. La dependencia de la evolución de ciertos indicadores tales como la bolsa o la prima de riesgo a las medidas del BCE y FED son tan parecidas a los síntomas de un drogodependiente que la metáfora es irremediable. Pero esto no es nuevo, no nos engañemos.
En 1998, el señor Greenspan, presidente de la FED por aquel entonces enganchó al mercado a una droga a la que hoy día sigue sin poder desprenderse.
En un drogadicto, el estado "normal”, es decir, sin drogas, es peor que el inicial y este trastorno del estado anímico agudiza la necesidad y la compulsión por lograr la euforia que se vive bajo los efectos de la droga. Se presentan deterioros en la personalidad tanto en los comportamientos como en las habilidades asertivas. Se pierden las conductas de autoprotección y surgen los problemas interpersonales y con la autoridad. ¿No les recuerda esto a algo?
Los mercados suben por la simple sospecha de que habrá compra de bonos (más droga). Y de ahí su comportamiento errático y eufórico. El consumo ya es algo habitual, de todos los días, se transforma en algo indispensable por lo que el mercado debe generar ingresos que le permitan acceder a las cantidades de drogas que requiere a diario. De ahí los recortes, …
No conozco a ningún drogadicto al que le fuera bien,...del mismo modo, esto tampoco puede acabar bien.
Dama y caballeros, estad atentos porque la pregunta que formulé hace años: "¿Quien rescatará al rescatador?" Sigue en el aire, sin ser respondida,...
Ya nada importa, ni resultados empresariales, ni datos macro, ni situaciones políticas, ni divisas, ni oro, ni plata, ni primas de riesgo, ni nada,.. Como verdaderos drogadictos los mercados sólo atienden a si llega la dosis de liquidez y cuando. Desde los bancos centrales se prepara la siguiente dosis y el mercado cual enfermo reaccionará decepcionado si no encuentra lo que busca, indiferente y susceptible ante todo, entrará en un estado de apatía, reaccionando agresivamente ante cualquier cosa, sólo le interesa asegurar y proteger el consumo de su particular droga.
Desde un punto de vista psicológico, la persona que ha compensado químicamente durante un largo período carencias que requerían de soluciones humanas, descubre que no tiene ninguna herramienta para lograr la normalidad que ansía, ha perdido la confianza en sí mismo y ahora consume para enfrentar la cotidianidad e intentar trabajar, aunque sea marginalmente, y sentirse una persona "normal". La solución no es más deuda, pero la realidad es demasiado dura y el mercado va a lo fácil, quiere más droga cuando la solución sabemos que no es esa precisamente.
El jueves hay reunión del BCE para anunciar sus medidas de choque a las que por cierto Alemania se opone con el Bundesbank de abanderado.
No obstante, como en las etapas de la drogodependencia, llegará un momento en el que el deterioro será cada vez más severo, y el sujeto lo perderá todo, su autoestima, amigos, familiares, sus valores. En este nivel la droga ya ni siquiera cumple su función compensadora, sino sólo le permite apaciguar los efectos de la drogadicción. Una vez más el efecto, que no la causa es lo que es más visible, pero recuerden que el mercado no es ni malo ni bueno, en todo caso la victima. Insisto, esto no puede acabar bien. La droga no es sana.
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