La mayoría de seres humanos son lo suficientemente inteligentes para entender como explotamos a otros animales en beneficio propio. Desde las trabajadoras abejas que nos proporcionan miel hasta las ovejas, de la que extraemos lana para nuestra ropa o carne en forma de alimento. Sin embargo pocos seres humanos pueden llegar a entender que nosotros somos un animal más, de hecho, somos el más productivo de todos.
Y como todo animal, también podemos ser explotados. Pocos imaginan que quizás no seamos más que un rebaño de ovejas guiado en interés de unos cuantos pastores, y lógicamente nuestra limitada comprensión nos impide entender que detrás de todo diseño, hay un diseñador .Al Igual que una oveja no entiende por qué se le lleva a una montaña u otra o porqué algunas de sus amigas desaparecen a veces. Las ovejas creen que el jefe es el perro pastor, es el que acecha, el que acosa, el que dirige y les da un mordisco si hace falta.
Pero ni se les pasa por la cabeza pensar que aquel señor de pelo canoso y aspecto jovial, que hasta les pone un nombre y les hace alguna caricia de vez en cuando, es quien tiene realmente el poder y quien decide su futuro, no pueden imaginar que el perro está a su servicio y le obedece. No pueden entender que es el pastor es el que cambia al perro cuando le interesa y que tiene un plan muy definido para ellas siempre en beneficio propio. No entienden que para el pastor ellas son una mercancía. Si el rebaño de hombres entendiera esto, no se extrañaría del comportamiento de los políticos (el perro) y sabría que no importa mucho que sea blanco o negro, grande o pequeño, fiero o manso, sabría que lo esencial es que obedece al pastor.
Pero ni se les pasa por la cabeza pensar que aquel señor de pelo canoso y aspecto jovial, que hasta les pone un nombre y les hace alguna caricia de vez en cuando, es quien tiene realmente el poder y quien decide su futuro, no pueden imaginar que el perro está a su servicio y le obedece. No pueden entender que es el pastor es el que cambia al perro cuando le interesa y que tiene un plan muy definido para ellas siempre en beneficio propio. No entienden que para el pastor ellas son una mercancía. Si el rebaño de hombres entendiera esto, no se extrañaría del comportamiento de los políticos (el perro) y sabría que no importa mucho que sea blanco o negro, grande o pequeño, fiero o manso, sabría que lo esencial es que obedece al pastor.
Entendería también porque ocurren las crisis y quien sale ganando, entendería porqué se toma cada una de las medidas que se toman y sabría integrarlas en el plan general del pastor. Podría anticipar sus movimientos. No se asustaría de las carreras y balidos de sus congéneres y sabría como actuar. Siempre hay algunas ovejas negras un poco diferentes a las demás, que se cuestionan alguna cosa más, que imaginan que se puede vivir sin perro ni pastor. Cuando todas descansan al atardecer ellas miran al pastor que debe ser muy listo porque tiene unos papeles en las manos y lee. Ellas no entienden que es leer y menos que es el conocimiento y la tecnología, no pueden entender que el pastor lee un folleto en el que le venden un nuevo sistema de control del rebaño mucho más efectivo. Pero es más, el perro pastor tampoco entiende nada.
Como diría Mikel Erentxun: "Como un perro que no entiende que es el tiempo" porque lo que el pastor lee son las instrucciones de un nuevo chip que hará el trabajo del perro de una forma eficiente, que no eficaz. Le señalará la ubicación exacta vía GPS de sus ovejas a su móvil de última generación con referencias milimétricas de fecha de nacimiento, peso, valor económico, vacunas, de que categoría es su leche, lana y carne, y hasta podrá dirigirlas a base de pequeñas descargas eléctricas que dejaran al perro como poco en paro.
Ni las ovejas ni el perro entienden nada. Ninguno de ellos logra entender que los pastores han hablado entre ellos y han decidido que hay sobreproducción, que se están agotando los recursos existentes y probablemente para solucionarlo han llegado a la conclusión de que fusionarse es la mejor opción para buscar sinergias positivas, racionalizar la producción y aplicar la nueva tecnología existente. Las ovejas sienten que viven tiempos raros, que todo es un desastre, que desde que cambiaron al último perro ellas ya no son felices, que antes los campos eran más verdes, ... pero no entienden por qué y menos aún se hacen la pregunta clave: ¿PARA QUÉ?
Las ovejas no mueren porqué si o porqué no, la ovejas mueren para un fin, lana, carne o ambas.
Las ovejas no van al cielo, van al matadero.
Versión adaptada de Agustín López con un toque personal, analista al que admiro y sigo en www.radarmarket.com
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